Prudencia inútil

Un cartero se dirigía hacia la casa de un médico cuando vio que se le acercaba un perro muy grande gruñendo. Se detuvo vacilando.
Y dijo una voz de mujer para tranquilizarle:
– ¡No tenga miedo, está vacunado!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *