Un mundo cambiado

Un muchacho va a confesarse y le dice al cura:
-Padre, estoy locamente enamorado de usted. Usted me gusta como hombre. Sé que es pecado y quiero salvar mi alma. Padre, ¿usted cree que me salvaré?
A lo que el cura responde:
-Hijo, te salvaste porque la misa empieza en un minuto. Si nó, ¡no te salva ni Dios!

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